La Revolución de 1868 y Motril
 
                 Manuel Domínguez García

                                                  
 
El marco revolucionario de 1868 en España viene encuadrado por tres crisis conjuntas. La primera es una crisis política monárquica determinada porque la Corona se queda sola tras la muerte del general O’Donnell, su principal valedor, y porque los políticos del Partido Moderado en el gobierno, fueron incapaces de aceptar una alternancia en el poder con los progresistas. La segunda es una crisis espiritual simbolizada por la perdida de los valores intelectuales que la Monarquía parecía simbolizar, influidos por la impopularidad de la reina Isabel II al rodearse en la Corte de personajes pintorescos, su confesor el padre Claret, sor Patrocinio, monja milagrera con llagas o estigmas, y de amigos del rey consorte Francisco de Asís.
Por último, una crisis económica de gran alcance que, desde 1866, dio al traste con el sistema financiero, agrario e industrial español.
Toda esta serie de factores produjo una situación explosiva que no tardaría mucho en estallar.
Ya en 1866, en la ciudad belga de Ostende, los progresistas, demócratas y unionistas habían sentado las bases de un pacto cuyo fin era derrocar a la reina y a su régimen y el establecimiento de unos derechos fundamentales, entre los que destacan el sufragio universal, inspirado por los demócratas. Una vez conquistado el poder se formarían unas Cortes constituyentes que establecerían la forma de gobierno desde entonces: monarquía o república.
Este pacto constituyó la fase previa a la Revolución de 1868, la llamada Gloriosa, que acabó con la monarquía de Isabel II, obligada a exiliarse en Francia e inició el período denominado Sexenio Democrático que se prolongará hasta diciembre de 1873.
La ciudad de Cádiz volvía a ser el origen de una revolución, ya que el 19 de septiembre de 1868 el brigadier Topete encabezó un alzamiento tras ponerse al mando de la flota fondeada en Cádiz. Los sublevados difunden un manifiesto titulado "España con honra", en el que exponían las razones de su levantamiento, que no eran otras que la demanda de reformas políticas. En el manifiesto se pedía que tras exiliarse la reina se fundara un nuevo gobierno sin exclusión de partidos.
A continuación el general Prim se unió a Topete y ambos se hicieron con el control de Cádiz. Luego buscaron el apoyo en otras ciudades como Sevilla, Córdoba, Barcelona, Huelva, etc. Se formaron Juntas Provinciales que se encargaron de movilizar a la población mediante promesas de sufragio universal, de eliminación de impuestos, del fin del reclutamiento forzoso y de una nueva constitución. En las ciudades y pueblos, las Juntas revolucionarias, formadas por demócratas y progresistas, asumieron el poder.
Finalmente, el gobierno y la reina se quedaron sin apoyos, lo que facilitó el triunfo de la revolución en la batalla de Alcolea el 28 de septiembre de 1868. El Gobierno dimitió y la reina, que se encontraba en San Sebastián, se exilió a Francia el día 30.
Motril, al que le había afectado mucho la crisis de 1866 debido al hundimiento de la industria textil catalana que era la única compradora del algodón de nuestra vega y arruinado, apenas en dos años, a la mayoría de los pequeños y mediados labradores y dejado en el paro a miles de jornaleros; se pronunció a favor de la Revolución el día 28 de septiembre bajo el liderazgo del  los políticos republicanos y progresistas locales.
 


 
Desde la tarde anterior comenzó á correr por la población la noticia del levantamiento y empezaron a formarse grupos en la plaza de España y calles próximas en actitud pacifica y dando gritos y vivas a la libertad.
Por la mañana del 28 el representante del Gobierno, acompañado por algunos guardias civiles, inspectores, celadores y vigilantes, pidieron al público que se retiraran a sus casas, pero como los grupos iban creciendo, llegó una sección de la Guardia Civil que intentó despejar la plaza. La gente se enfrentó a los guardias y se inició un combate en la plaza y calles aledañas, logrando los revolucionaros tomar el Ayuntamiento sobre el mediodía.
Esa tarde se formó una Junta Revolucionaria Provisional presidida por Joaquín Gallardo, que había tenido una distinguida actuación en los altercados de la mañana, e  integrada, como vocales, por Antonio Aguayo, sacerdote republicano, Antonio Hernández Martín, Guillermo Avancini, Francisco Ravassa, Bernardo Herrera, Francisco Garvayo, José Ocete y Juan Cervera.
La primera actuación de esta Junta fue la de crear una milicia ciudadana formada por hombres pertenecientes los partidos republicano y progresista, con el fin de garantizar el orden público en la ciudad.
A medida que transcurren los días, la situación política parece estabilizarse y el 3 de octubre se formaría un nuevo Ayuntamiento para regir la ciudad, de acuerdo con la nueva normativa emanada del gobierno provisional de España, dirigido por el general Serrano, que decretaba la disolución de las juntas y que permitía que sus miembros se designasen a si mismos concejales con carácter interino de los nuevos ayuntamientos, hasta que se celebrasen elecciones municipales.
Así entraba nuestra ciudad, al igual que toda la nación, en un proceso histórico en el que la burguesía liberal intenta un nuevo ensayo político con el fin de lograr resolver los problemas seculares de España.







  DATOS SOBRE EL SEXENIO REVOLUCIONARIO Y LA REPÚBLICA INDEPENDIENTE DE MOTRIL QUE NUNCA EXISTIÓ EN 1873                              ...